Aporte de la Educación a la Prensa Nacional
Escrito por
Alejandro Paulino Ramos
Las tesis desarrolladas en este ensayo fueron hijas de una reflexión compartida con el profesor Jacobo Moquete de la Rosa. Por eso se lo dedico de todo corazón.
En este breve escrito voy a tratar de explicar el surgimiento del periodismo nacional, intentando demostrar la importancia que tiene la existencia de un sistema educativo coherente y organizado para el surgimiento y consolidación, en la sociedad dominicana, de los medios de comunicación.
Echando una rápida mirada al pasado histórico de los dos referidos aspectos, es decir, educación y medios de comunicación, queremos destacar los siguientes aspectos:
A. Las Letras en Santo Domingo:
1. En la época colonial la educación estuvo en manos de la iglesia y particulares y fuimos durante el siglo XVI la famosa Atenas del Nuevo Mundo, con dos universidades a las que venían a estudiar jóvenes de la región del Caribe. Aquí vivieron personajes destacados de la literatura española y se escribieron poemas, ensayos y obras dramáticas. Sólo con decir que en Santo Domingo residieron Tirso de Molina y el Padre Alejandro Geraldino es suficiente como justificación de lo que acabo de plantear. Ahora bien, después de las devastaciones y despoblaciones de Osorio en 1605, se aceleró el proceso de emigración que va a facilitar la salida de los que más posibilidades tenían de entrar en contacto y conocer las técnicas de la escritura. La Isla quedó sumida en el abandono económico, las universidades casi desaparecieron y para colmo la sociedad de entonces se plantó en lo rural, ya que muchos optaron por irse a vivir a sus hatos, pues en las pocas ciudades se pasaban lamentables calamidades.
2. El proceso de emigración se hizo más intenso a partir del Tratado de Basilea de 1795. España cedió a Francia la posesión total de la Isla de Santo Domingo, dándole facilidades a los que quisieran irse antes de la llegada de los franceses, para que fueran a residir con sus familiares a Puerto Rico, Cuba y Venezuela. La sangría de las letras fue visible, pues el clero y afines de Iglesia, personas pudientes y autoridades se marcharon, llevándose inclusive los archivos de la Universidad Santo Tomás de Aquino, que era la que existía en ese momento. Junto a los emigrados también se marcharon, además de sus equipajes, los libros y sus conocimientos. El éxodo también fue importante durante la invasión haitiana de 1801, la ocupación francesa de 1802 a 1809 y durante la ocupación haitiana de 1822 a 1844.
3. La Universidad cerró en 1797 y no abrió hasta 1814, siendo los nuevos estudiantes, casi en su mayoría, de edades que oscilaban entre los ocho y trece años y para colmo, nueve años después, en 1823, el gobierno haitiano, que ya desde 1822 gobernaba a Santo Domingo, decretó el servicio militar obligatorio, quedando la Universidad de la Ciudad de Santo Domingo, como entonces se le conocía, con sus puertas cerradas por falta de estudiantes.
4. La ocupación del gobierno haitiano, que como dijimos antes se inició en 1822, intentó iniciar un proceso educativo instalando en la Capital los Colegios Nacionales; con ese fin trajeron meritísimos profesores haitianos y establecieron una educación bilingüe; pero el resultado de ese proceso parece que no fue muy consistente. Se puede decir, sin temor, que los primeros pasos para establecer un sistema educativo dominicano perdurable, van a comenzar a partir de 1845, inmediatamente proclamada la República Dominicana, pero como veremos los conflictos y la falta de interés de las autoridades van a bloquear ese proceso.
B. Llegada de la Imprenta a Santo Domingo:
1. La imprenta de tipos móviles de metal fue un invento del impresor Johan Gutenberg, aparecido en Alemania en la primera mitad del siglo XV, en la época de la economía mercantilista. La represión política en Alemania obligó a muchos impresores alemanes a emigrar a Italia, Francia, Inglaterra y Suiza, a partir de 1464.
2. De Italia la imprenta pasó a España antes de que terminara el siglo XV, y de España llegó a América en el segundo cuarto del siglo XVI. Pero no fue Santo Domingo, la bautizada Atenas del Nuevo Mundo, con dos universidades y una importante actividad literaria y cultural la que primero tuvo imprenta. Antes que nosotros la tuvo México en 1539, siendo el primer impresor llegado al Continente Americano un italiano conocido como Juan Pablo.
3. Los dominicanos tuvimos imprenta muy tarde: primero que nosotros la tuvieron Perú, Paraguay, Bolivia, Brasil, Argentina, Haití y Venezuela.
4. En toda la época colonial, especialmente entre 1492 y 1800, era muy difícil en América imprimir libros y otros impresos, pues aparte de lo rudimentario de las maquinarias llamadas prensas, también existían disposiciones de los reyes de España que prohibían o censuraban los escritos que no contaran con el permiso del Tribunal Inquisidor. Fue sólo a partir de la proclamación de la Constitución de Cádiz en España, a principio del siglo XIX, cuando la imprenta en América comenzó a convertirse en un instrumento motivador de alternativas de desarrollo político, económico y social.
5. Aunque Moreau de Saint Mery, en su libro «Descripción de la parte española de la isla de Santo Domingo», dice que en Santo Domingo había imprenta en 1783 y que él la vio instalada en el Palacio de Gobierno, donde hoy se encuentra instalado el Museo de las Casas Reales, otro francés de apellido Padrón, en «Memoria descriptiva de la parte española de Santo Domingo», publicada en 1796, pone en duda la afirmación de Moreau de Saint Mery y aporta el dato de que fue en el «año siete», es decir, 1796, cuando la imprenta nos llegó desde Francia con la Comisión Francesa que vino a preparar la toma de posesión de Santo Domingo, ya que España en 1795, le había entregado el control total de la isla a los franceses.
Las primeras pruebas impresas de que teníamos imprenta son de 1800 en adelante y están firmadas por el impresor francés nacido en Martinica, Joseph Bloquerest, miembro de la Comisión que acabo de señalar. Además, recuérdese que nuestro país fue colonia de Francia desde 1802 hasta 1809, año éste último en que volvimos a la condición de colonia de España hasta 1821, cuando un grupo de liberales proclamó la que se conoce como Independencia de José Núñez de Cáceres o Independencia Efímera.
C. Los Primeros Periódicos Impresos de Santo Domingo.
1. La primera publicación periódica impresa en circular en Santo Domingo, fue el Boletín de Santo Domingo, en 1807, como órgano del gobierno francés, y que Gilbert Guillermin llama en su diario histórico impreso en París en 1810, como la Gazzette. Este Boletín oficial, de carácter militar e impreso en francés y español, no se puede tomar como el primer impreso de los dominicanos.
2. Se tiene como primer impreso dominicano el periódico semi-oficial conocido como el Telégrafo Constitucional de Santo Domingo, dirigido por el profesor de la Universidad -partidario del movimiento de independencia que lideraba Núñez de Cáceres-, el doctor Antonio María Pineda. El Telégrafo Constitucional circuló por primera vez el 5 de abril de 1821, era semanal y traía informaciones oficiales, comerciales y escritos de interés para los que ellos llamaban «amantes del bien público que gustaran de comunicar sus luces». En principio se imprimía en la imprenta del gobierno y luego parece que se imprimió en una prensa privada. Las presiones del gobierno español, que venía siguiendo las labores conspirativas del grupo liberal, le pusieron fin el 26 de julio del mismo año.
3. Otros dos periódicos circularon antes de que el pueblo dominicano quedara bajo el control del gobierno haitiano en 1822, fueron El Duende, surgido el 15 de julio de 1821, dirigido por José Núñez de Cáceres, y La Miscelánea, periódico del que no aparecen muchas informaciones, del cual se cita en la Declaración de Independencia de Núñez de Cáceres un número que circuló el 11 de noviembre de 1821.
4. En los años de la «España Boba» (1809-1821), también circulaban otros impresos, en especial hojas sueltas, folletos oficiales y otros en que se debatían cuestiones personales, «cartas subversivas», décimas, versos, cantaletas, ensaladillas y pasquines que algunas veces contenían ilustraciones.
D. Rápido Inventario de la Imprenta hasta 1875:
1. Si tomamos como válido que en Santo Domingo había imprenta en 1783, como dice Moreau de Saint-Mery, y que la primera de la que se tiene prueba llegó al país en 1796 como dice Padrón y otros, podemos afirmar que a finales del siglo XVIII existían dos imprentas, una de las cuales parece que fue llevada con una avanzada de las autoridades españolas hacia Cuba o Venezuela, al firmarse el Tratado de Basilea en 1795.
Al comenzar el siglo XIX tenemos la imprenta que llegó con la Comisión Francesa y el impresor Joseph Blocquerest, la cual se quedó en el país después de la derrota de los franceses en la Guerra de la Reconquista (1808-1809). Esa debió ser la imprenta del gobierno y cuyo impresor lo era el señor José María González, y existía otra que las autoridades decían que funcionaba clandestinamente.
Se habla de una tercera imprenta que al parecer era de propiedad de Núñez de Cáceres y que él se llevó en 1822 cuando se vio obligado a exiliarse en Venezuela, al iniciarse la ocupación haitiana.
2. Durante el gobierno haitiano en Santo Domingo, es decir, entre 1822 y 1844, existían dos imprentas, una oficial y la otra propiedad de la Señora Manuela Rodríguez, la cual era utilizada para imprimir décimas, invitaciones a fiestas patronales y religiosas y papeles de poca importancia, pero parece que era en ella donde se imprimió el periódico La Miscelánea en 1821. En el período de la Primera República, es decir de 1844 a 1861, y al momento de terminar el mismo, existían en la República Dominicana cinco imprentas: la del gobierno, la cual es llamada por algunos como la «Imprenta nacional», pero que al parecer era de propiedad privada; la de Manuela Rodríguez; la imprenta propiedad del periódico El Dominicano, la Nacional de José Jesús Castro, administrada por Alejandro Angulo Guridi, y la imprenta que existía en Santiago de los Caballeros desde 1856, aproximadamente. Por mucho tiempo, hasta muy entrado el siglo XIX, sólo Santiago y la Capital poseyeron esta famosa tecnología básica en aquellos días para el periodismo nacional.
4. Durante la Anexión a España (1861-1865), sólo existían cuatro imprentas de las cuales una estaba en Santiago y tres en la capital. Una de ellas, la de los hermanos Manuel y José Gabriel García fue la que había pertenecido antes a Manuela Rodríguez.
5. Al iniciarse la Segunda República, de 1865 y hasta 1879, existieron en el país 13 imprentas, repartidas de la siguiente manera: en la ciudad de Santo Domingo había 4, Santiago tenía 2, Puerto Plata 2, Moca 1, El Seibo 2, Samaná 1, y Azua 1.
Como se ve, después de la Anexión a España y del triunfo restaurador, la imprenta comenzó a llegar a las más importantes localidades del país.
E. La Educación después de la Independencia:
«No puede haber prensa sin lectores, ni lectores sin educación».
Este era el lema de un pequeño periódico en los primeros años de la independencia.
1. Entramos a una República en 1844 con una isla compartida por dos países, con una República desarticulada por la falta de caminos, puentes y carreteras, con una economía regionalizada y vinculada a potencias que competían y se enemistaban en el plano internacional. Llegamos a la Independencia sin universidades, casi sin escuelas, sin periódicos propiamente dichos y entramos a la vida de nación libre y soberana carentes de hombres de letras y por desgracia bajo amenaza permanente del ejército haitiano, de España, Francia y los Estados Unidos de América, que se movían celosamente en el Caribe. A la juventud que construyó la Nación le quedaba la tarea de comenzar a sacarla del analfabetismo.
2. Conocían la importancia de la escuela, por lo que dispusieron en la misma Constitución de 1844 que se establecieran escuelas gratuitas, lo que llevó a la ley de instrucción publica de 1845, estableciendo escuelas de primeras letras en las cabezas de provincias, para enseñar religión, escritura, aritmética, elementos de castellano, de geografía dominicana, geometría y nociones de historia. Como algunos educadores de la época eran haitianos y regresaron a su país y no había quien enseñara, se dispuso que si en alguna común podían aparecer extranjeros que supieran o pudieran enseñar y que fueran mayores de 25 años, probos y de buenas costumbres, se les emplearas como maestros.
3. En 1846 se dispuso la apertura de escuelas superiores, donde se enseñara lógica, mitología, historia profana y sagrada, latín, francés e inglés, y al alumno que se inscribiera se le compensaba exonerándolo de cualquier «otro servicio». Pero todo esto quedaba como letras muertas.
4. Para 1848 la Iglesia Católica abrió el Colegio Seminario en la Capital, para que pudieran estudiar las luces y «las ciencias, en las clases elevadas de la sociedad». En 1852 siendo Buenaventura Báez presidente, se dispuso la apertura de un Colegio Nacional en Santo Domingo y uno en Santiago. Santana, persecutor implacable de las letras y del conocimiento, cerró los Colegios Nacionales y el edificio se lo entregó a un particular en 1865, para establecer una escuela de niñas.
5. En 1859, después del reclamo de la juventud, el presidente Santana abrió por decreto la Universidad de Santo Domingo, pero nunca se dieron los pasos para que ésta se hiciera realidad, y para colmo, en 1861 anexionó el país a España, lo que trajo la Guerra de la Restauración y la inexistencia de una educación permanente y formal. Es mas, durante la época de la anexión el gobierno español le dedicaba menos de 300 pesos anuales a ese renglón, en el presupuesto del país.
6. Después de la Restauración en 1865, hubo un nuevo intento de dinamizar la educación: Pedro Francisco Bonó fue encargado en 1867 del Ministerio de Justicia e Instrucción Publica, realizó un estudio sobre la situación de la educación, llegando a la conclusión de que el Congreso sólo destinaba para ese año 13,176 pesos para enseñanza superior, 7,654 pesos para la educación primaria de la capital y 9,480 pesos para todas las demás escuelas primarias del país. Propuso Bonó que el gobierno dotara a la ciudad capital de Colegio Central, Seminario y Universidad; al Cibao un Colegio Central, a cada provincia una escuela superior, a cada común, aldea, villorrio, y puesto militar una escuela primaria gratuita, llevando la escuela a los ciudadanos, a las puertas de sus casas, de sus chozas «para que el país se cure de esa lepra asquerosa de ignorancia.»
6. Es cierto que se abrieron escuelas, que se fundó en 1866 el Instituto Profesional (para ser cerrado en 1868) y que luego se abrió en 1874 la Ilustre Universidad Literaria que cerró tres años después, y que se reinstaló el Seminario de la Iglesia, pero las guerras, los golpes de Estado y la falta de interés de los gobiernos no dieron buenos frutos hasta que se combinó el interés democrático y el desarrollo económico y educativo del General Gregorio Luperón, y del Apóstol de la Educación Dominicana, Eugenio María de Hostos. El Sistema Educativo Dominicano, organizado, coherente y permanente arrancó en 1880 y desde entonces no se ha destejido jamás. En esos días también reabrió el Instituto Profesional.
F. Los Primeros Periódicos de la República:
«El desarrollo de la libertad marcha siempre a la par con el de la inteligencia y la razón», fue lema de un periódico de la época. Existe un lema más preciso y que nos da la medida de la situación que estaba pasando la prensa y la educación en los primeros años de independencia. El lema del periódico El Dominicano, de 1844 es el siguiente: «Aquí no se escribe porque nadie lee, y no se lee porque nadie escribe».
1. Durante la Primera República existieron veintiún periódicos. Pero no eran medios de información propiamente dicho, eran en especial medios para difundir posiciones políticas partidistas, que contenían algunas informaciones económicas, y algunos escritos relacionados con el interés cultural y social. La prensa informativa va a surgir, como veremos luego, a partir de los años setenta del siglo XIX.
2. La lucha por la existencia de la educación y la prensa, para el desarrollo de la inteligencia, la razón, y la libertad, que son factores de desarrollo que avanzan casi siempre juntos, no fue fácil. Los primeros que así lo entendieron fueron los jóvenes de la ciudad Capital y algunos que habían llegado del extranjero, donde vivieron con sus padres.
Estos jóvenes fundaron sociedades culturales y literarias, las cuales abrieron pequeñas escuelas gratuitas, poseían modestas bibliotecas, fundaban periódicos que circulaban mensualmente y sus integrantes participaban de los debates políticos y sociales que se daban en aquellos días. De esas sociedades es justo recordar a La Sociedad la Filantrópica, fundada por los Trinitarios; la Sociedad La Progresista y la Sociedad Amantes de las Letras. Además La Sociedad Amigos del País, a la que pertenecieron luego Luperón y Hostos, la Sociedad La Juventud, y las Sociedades Amantes de la Luz, y la Alianza Cibaeña, en Santiago de los Caballeros. Sin la labor realizada por ellos habría sido más difícil la consolidación de la educación y de la prensa nacional.
3. El periódico El Dominicano, aparecido en 1845, se le tiene como la primera publicación impresa después de la independencia. Era de carácter político, literario y moral y se definía como defensor de la República. Fueron sus fundadores José María Serra Castro, Manuel María Valencia, Félix María del Monte y otros, algunos de los cuales habían sido miembros de La Trinitaria.
4. La Gaceta Oficial, como periódico del gobierno y el Eco del Ozama relacionado con los intereses baecistas, circularon en la capital, y el Correo del Cibao apareció en Santiago, todos en 1851. En cuanto a los periódicos de Sociedades culturales, no podemos dejar de mencionar a La Española Libre, redactado por Nicolás Ureña de Mendoza y Manuel María Gautier, El Oasis era vocero de la Sociedad Amantes de las Letras en 1854, y El Dominicano era vocero de la Sociedad Progresista en 1855. En cuanto a Flores del Ozama, este periódico era vocero de la Sociedad Amantes de las Letras en 1859, El Monitor fue vocero de la Sociedad la Regeneración en 1865, mientras que El Sol lo fue de la sociedad El Paraíso en 1868. El periódico más importante de Puerto Plata y se puede decir que del país en 1870 era El Porvenir, fundado por la Sociedad Amigos del País. De seguir, la lista se haría interminable.
Me permito ahora pasar al surgimiento de la prensa diaria, ya que la tocada hasta ahora, era una prensa semanal, mensual, y casi siempre ocasional; muchos de los medios de aquellos tiempos fueron de vida efímera.
G. La Prensa, Economía y Sociedad a Finales del Siglo xix.
Hasta aquí hemos ido relacionando la educación, la imprenta y los periódicos, viéndolo como el resultado de un proceso histórico que tiende, en el último cuarto del siglo XIX, hacia el desarrollo económico y la institucionalidad de la sociedad dominicana. Pero para poder hablar de periódicos diarios nos falta señalar algunos aspectos que he ido dejando adrede para este momento, como son, por ejemplo, los cambios sufridos por la economía dominicana a partir de los años setenta del siglo XIX, los medios de transporte, las vías de comunicación, y la relación comunicativa del país con otras naciones.
1. En lo económico tenemos que destacar el inicio del proceso que llevó al surgimiento de la industria azucarera a partir de la Guerra de los diez años que se inició en Cuba en 1868 y que terminó en 1878. Ese conflicto provocó un flujo de capitales llegados desde Cuba, permitiendo que ya en 1870 se fundara en Puerto Plata un ingenio azucarero, que en 1875 se fundaran varios en las afueras de la ciudad de Santo Domingo y en 1877 el primero de San Pedro de Macorís. En 1882 ya teníamos 30 ingenios en producción. Esa guerra nos benefició además, con la llegada de 5000 exiliados, muchos de ellos profesionales, profesores, comerciantes, tipógrafos, periodistas. Para 1893 ya teníamos fábricas de fósforos, fábricas de velas esféricas, de cerveza, refrescos, aserraderos modernos, jabón, fósforos y fideos.
2. El desarrollo económico fruto de la industrialización va llevando al desarrollo urbano, posibilitando el surgimiento y fortalecimiento de ciudades, como el caso de San Pedro de Macorís y Puerto Plata; la instalación de la luz eléctrica que se inicio en 1896; la proliferación de sociedades, clubes, bibliotecas y librerías, en la mayoría de las provincias del país.
3. En cuanto a las obras públicas, el hecho más importante lo constituyó el inicio de la construcción de vías férreas a partir de 1882, tanto en el Cibao, como en San Pedro y la capital de la República. Ya para 1887 existía el ferrocarril Sánchez-La Vega, diseñado para unir a Sánchez y Samaná; pues La Vega, Santiago y Puerto Plata serían unidos con otras vías, como luego se hizo. En cuanto a la comunicación marítima, la falta de caminos y carreteras se complementó a finales del siglo XIX con el transporte de barcos y goletas que llevaban tanto pasajeros como mercancías entre los puertos de Santo Domingo, San Pedro, Azua, Puerto Plata y Sánchez, y el primer puente sobre el río Ozama, para unir la zona oriental y sur del país se construyó también a mediado de los años ochenta.
4. El sistema Educativo comenzó a ser organizado por Eugenio María de Hostos a partir de 1879, por encargo del gobierno azul y de su líder, el General Gregorio Luperón. Bajo su influjo y motivado por la Sociedad Amigos del País y de Luperón, se fundaron las Escuelas Normales, las cuales tenían como objetivo la formación del ejército de maestros que necesitaba la República para salir del atraso educativo. Como parte del mismo plan educativo, Hostos se convirtió además, en el propulsor de la reapertura del Instituto Profesional que había cerrado Báez en 1868. Todavía hoy estamos cosechando los beneficios del apóstol de la educación.
5. No podemos dejar de precisar el papel del General Gregorio Luperón a favor de la consolidación del periodismo nacional, ya que fue por su iniciativa que a partir de 1880, por resolución del Poder Ejecutivo número 2178, se comenzó a financiar a todos los periódicos y revistas que quisieran ser publicados en el país.
6. El Primer periódico diario conocido en República Dominicana lo fue El Telegrama, fundado por César Nicolás Penson en 1882. En él se publicaban noticias o sueltos redactados en forma esquemática, acercándose a la estructura comprimida del texto de un telegrama. Este periódico circuló hasta el 31 de diciembre del mismo año, pues el 6 de enero de 1883 Penson inauguró un nuevo periódico, con el nombre de Diario del Ozama. Lo que al parecer hizo Penson, fue cambiar de nombre y de formato al Telegrama. El Diario del Ozama desapareció el 18 de julio de 1883.
Por otro lado, El Eco de La Opinión, que ya salía desde 1879, se convirtió en periódico diario a partir de 1885, también bajo la dirección de César Nicolás Penson. El Eco de la Opinión se consideró en esos años como el de más prestigio y mayor circulación. En cuanto al Listín Diario, este comenzó a salir el primero de agosto de 1889 bajo la dirección de Arturo Pellerano Alfau. El Listín Diario desplazó al Eco de la Opinión después de la muerte de Ulises Heureaux, acaecida en 1899.
7. El primer periódico diario de Santiago, El Día, comenzó a circular, bajo la dirección de los hermanos Ulises y Augusto Franco Bidó, el 11 de julio de 1891. Ese mismo año, el 19 de diciembre, apareció en Moca el diario La Tarde, dirigido por Justiniano Curiel y Miguel Morín.
8. Por otro lado, a partir de 1893 los periódicos comenzaron a identificarse por su periodicidad, signo de que se iban definiendo y tomando auge en la sociedad: el primero de agosto de 1893 apareció El Diario de la Mañana, dirigido por Tulio Manuel Cestero. En ese año apareció El Diario del Comercio y en 1894 circuló el diario Las Noticias en Santiago de los Caballeros. Allí también apareció en 1896 el diario La Tarde el cual circuló hasta 1897. En 1898 Santiago tuvo el diario la Prensa Libre.
9. La prensa dominicana se iba abriendo paso, creciendo en cantidad y calidad, dejando de ser un periodismo de opinión y partidario para irse convirtiendo en un periodismo informativo, que iba a tener la suerte de que en el país se instalara en el período 1885-1886 el servicio cablegráfico con el cual nos poníamos en contacto con el mundo, siendo el Boletín Comercial, de Juan Bautista Maggiolo, el primer periódico en utilizar ese servicio de información cablegráfica. El Listín Diario comenzó a utilizarlo a partir del 26 de agosto de 1889. La importancia del servicio cablegráfico fue comprendida por el gobierno, creando la Escuela Telegráfica, con el fin de establecer la red cablegráfica nacional en 1896. La radiotelegrafía fue algo más reciente y data de 1911, permitiendo que se utilizara a partir de ese año el Cable Francés.
10. Antes de terminar, debo destacar además, que la primera Asociación de la Prensa fue organizada por los directores de los periódicos existentes en la Capital en julio de 1883, y que estuvo primero presidida por Francisco Gregorio Billini y poco después por Federico Henríquez y Carvajal. Además el gremio de Tipógrafos quedó constituido en 1897. La asociación de prensa fue evolucionando: primero era asociación de directores, luego entrando el siglo XX, era de directores, periodistas e intelectuales, y muy tarde ya finalizando el primer cuarto del siglo XX, lo fue de periodistas. Este último aspecto debería ser estudiado con más detenimiento.
CONCLUSION
En todo el proceso que he venido explicando, he querido demostrar la tesis de que es sólo a partir del desarrollo de la educación y por consiguiente de la creación de un ejército de personas en capacidad de leer, así como por la creación de la infraestructura de comunicación y de transporte, y la revolución económica que se dio en el país a partir de 1870, que se van a dar las condiciones objetivas para que los periódicos dejaran de ser «cosas raras» para un reducido grupo de la sociedad y se convirtieron en mecanismos de transmisión de cultura, formadores de conciencias políticas de interés para la sociedad dominicana. A partir de estos aspectos entonces podemos decir sin miedo: en nuestro país se escribe y se publican periódicos porque se lee y se lee y los periódicos son importantes porque se estudia y se escribe.
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