Carta a Luis de los Santos y los demás colegas del Colegio
Saludos, Colegas:
Una pregunta de rigor: ¿cómo le llega esta comunicación al colega Adalberto Domínguez, de la seccional de Nueva York del CDP? No lo sabemos, pero no somos tan tontos como para no imaginarlo. Cuando el colega Domínguez interviene con esta tesis de grado sobre el comportamiento que debemos observar en este proceso electoral, deja claro que no lo está haciendo necesariamente en beneficio del CDP, sino de la corriente que está promoviendo y defendiendo. Nunca hemos hecho resistencia a los movimientos unificadores en lo que ha sido la lucha interna por la dirección de nuestros organismos, llámese SNPP, entonces, y el CDP hoy.
Pero de la misma manera, en mi caso particular, nadie puede hacerme partícipe de supuestos movimientos unitarios y planchas unitarias que están diseñados para servir de encubridores. Yo no sé, como supongo que no lo saben muchos colegas, si el trabajo que ha hecho el colega Domingo Batista ha sido bueno o malo. Para esos informes nosotros nunca hemos contado ni a nadie le ha interesado pasarnos una información de su trabajo, excepto en estos tiempos de campaña.
Pero más bien lo que me llama la atención del colega Domínguez es que sea él justamente él, quien ahora —porque le conviene para sus intereses grupales—, el que venga a darnos cátedras de unidad, compañerismo y respeto a los órganos de dirección del Colegio, cuando hace dos años fue la misma persona que formando parte de una no bien aclarada comisión que vino de Nueva York, juramentó aquí a una directiva a todas luces ilegal, resultado de unas elecciones con una limitada participación —por falta de información a los colegas— y donde incluso se llegó a suplantar a compañeros para hacer posible el acto de proclamación y apoyo a la reelección del presidente Leonel Fernández. Unas elecciones supervisadas por alguien que ni siquiera supo antes de la existencia del CDP y en la que participaron y aparecieron miembros del Colegio que no eran conocidos en el área ni ninguna otra parte por ejercer el oficio.
Esa conducta del colega Domínguez le descalifica para venir de nuevo por estos lares ahora como dúctil paloma, promotora de la unidad de los periodistas, cuando en esa ocasión no hizo más que clavarle una estaca en el pecho a la institucionalidad del CDP.
Ciertamente, todos los colegas tienen plenos derechos a aspirar a las diversas posiciones de dirección de nuestra institución, pero esas candidaturas no pueden ser patente de corso que sirva de encubrimiento a las acciones que más que bien, no han hecho otra cosa que deteriorar, no sólo la unidad e integración, sino la imagen misma que debe exhibir el CDP dentro y hacia el exterior de las cuatro paredes del Centro de los Héroes.
Finalmente, ojalá el colega Domínguez, como cualquier otro colega, no importa en qué movimiento esté ubicado, evitara jugar con nuestra inteligencia y evite estos consejos innecesarios e improcedentes, porque quienes estamos de este lado del mundo lo hacemos muy conscientes en cuanto a las que son nuestras responsabilidades para con el CDP y por ello hemos decidido ir en su rescate con el objetivo de convertirlo, por lo menos en este pequeño terruño, en la institución a que siempre hemos aspirado y de la que podamos sentirnos orgullosos.
Un CDP en libertad, en búsqueda de su crecimiento, no enclaustrado o secuestrado para usar sus siglas sólo a conveniencias particulares en vez de colectivas, como se supone.
Roberto Rodríguez
Miembro del CDP
Coordinador del
Movimiento Amplio Periodismo
en Nueva Inglaterra
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